El Museo de Historia de Tenerife, que abrió sus puertas al público en la Casa Lercaro allá por el año 1993, surgió en origen sin colecciones y, cuando se inaugura, tenía el 100% de sus fondos expuestos. En el momento actual son más de 20.000 items los que conserva, repartidos entre sus salas y el almacén.
Este crecimiento se debió, de modo muy significativo, al ingreso de piezas procedentes de donaciones. Al principio de forma más tímida, pero reforzándose la tendencia a donar hasta llegar a proporciones que actualmente superan casi el 90% como única fórmula de ingreso, frente a otras como la compra, el depósito o el legado.
Esta tendencia al alza es un signo claro que evidencia la buena salud del Museo como repositorio de las memorias colectivas. Que una gran mayoría de objetos provengan de donantes demuestra, además, no sólo credibilidad en la institución sino también generosidad, al transferir la propiedad y compartirla con el resto de la sociedad.
En el año 2016, ya fusionados con el antiguo Museo Etnográfico y funcionando como único Museo de Historia y Antropología, ve la luz el macro-proyecto Las personas y las cosas, que ponía el acento en las complejas relaciones entre objetos y sujetos y que favoreció mostrar al público muchas de las piezas que, habiendo ingresado a formar parte de la colección, se merecían además de su almacenamiento ordenado, riguroso y en el mejor ambiente estable posible, exponerlas al deleite del espectador.
El proyecto arranca con una memorable REUNIÓN DE DONANTES (por primera vez, todos en el mismo espacio: el Museo) para seguir con una exposición temporal titulada COSAS DONADAS, COSAS REDIVIVAS y continuar con otras acciones experimentales escalonadas en el tiempo que trataron de fomentar la participación del público, el trabajo colaborativo y la democratización de las colecciones.